martes, 15 de enero de 2008

CASA EN LA MORALEJA DE MADRID, POR MIGUEL FISAC


b. El exterior de la casa se ha recubierto con unas piezas prefabricadas en moldes flexibles, de hormigón blanco, según patente del autor, y con aperturas de ventilación y testeros acabados en madera de cedro.
c. Planta baja de la casa en La Moraleja (1973).ç
f. El aspecto almohadillado del hormigón es una posibilidad única que ofrece este material: "Cuando el hormigón no tenga nada que le moleste, ¿qué forma tomará? Es el único material que se echa blando en un molde. Pues que quede un poco la huella de que aquello ha sido blando."

He elegido este proyecto porque el exterior me recordaba a algo hinclable,en cambio no lo es,es un material masivo y rigido.
Fue a principios de los setenta cuando el ingeniero Pascual de Juan Zurita encargó una casa en un encinar cercano al aeropuerto de Barajas. Para su diseño eligió al arquitecto Miguel Fisac, quien, por entonces, era célebre por sus numerosas patentes, por sus más de cien artículos periodísticos y sus innumerables conferencias; además de haber construido ya la mayor parte de su inmensa obra.
A pesar de la modestia del encargo, el cliente consiguió ilusionar al prestigioso arquitecto. Fisac aceptó con el compromiso de respetar el máximo número de encinas, además de aprovechar la ocasión para investigar con sus invenciones y con el conocimiento que este ingeniero tenía sobre el hormigón.
Itinerario mental para la realización del Proyecto
¿Para qué? El programa consistía en una vivienda para un matrimonio con siete hijos y la madre de D. Pascual.
¿Dónde? Antes de comenzar Fisac a dibujar o a determinar los materiales de construcción de la vivienda en la Moraleja, era importante contemplar el encinar de 2.600m2 que también, por entonces, estaba caracterizado por un denso tráfico de los aviones que despegaban de Barajas y cruzaban ruidosamente sobre la parcela.
¿Cómo? Fisac proyectó la planta de la casa siguiendo unas líneas irregulares que respetaban dos hermosas encinas. Desde un vestíbulo de entrada se accede a un gran espacio común, sin compartimentación alguna pero organizado por la suave inflexión de la fachada. Está formado por un estar, y una zona con chimenea para conversar y escuchar música, con vistas al sur. En el otro extremo, con vistas al norte, al Guadarrama, se dispone una zona de juego de bridge y un comedor. Éste comunica directamente con el núcleo de cocina, cuarto de plancha, dormitorio y patio del servicio, que tiene una entrada independiente y sirve de tendedero. La intimidad del despacho y de los dormitorios de la familia se logra por medio de un patio cubierto. Se aprovecha además la inclinación del lugar para crear el acceso al sótano a nivel del terreno y allí se dispone el garaje, la estancia del chofer, la zona de juego de niños y los vestuarios de la piscina.
Para acotar todos estos espacios, Fisac desarrolló una de sus invenciones en lo que respecta a las cualidades moldeables del hormigón. En la casa de La Moraleja, el hormigón blanco fue vertido en moldes flexibles de plástico para transmitir las cualidades de la pasta y el peso del hormigón, dejando su apariencia táctil blanda y esponjosa. Estos paneles de hormigón fueron además diseñados para recibir el doble acristalamiento de las ventanas que, sujetos con perfiles de neopreno, los hacen herméticos al ruido de la aviación.

1 comentario:

mb dijo...

dan ganas de tirarse contra ella a ver si rebotas.

;)